por Arturo Pérez Reverte (1994)


"Querido imbécil,


No llegarás a comerte las próximas uvas, porque de aquí a un año estarás muerto. (…) Habrás fallecido estúpidamente, a ciento ochenta y en un cambio rasante, o una curva (…). Lo malo es que te llevarás por delante, quizás, a gente que ningún interés tiene en acompañarte en el viaje (…).

Sería más práctico y más limpio, ya puestos a eso, que acelerases hasta doscientos y te estamparas en un bajorrelieve contra una pared, que es un gesto más íntimo y considerado (…). Cuando llegue será de forma imprevista, y aún tendrás tiempo de poner ojos de esto no me puede ocurrir a mi antes de romperte los cuernos (…). Llevo varios años viéndote pasar a mi lado por carreteras y autovías, abonado el carril izquierdo, dándome las luces para que te deje, en el acto, franco el paso. (…)

Mira, voy a confiarte un secreto. Somos tan frágiles que te temblarían las manos si lo supieras. (…) Basta un insecto, un virus, un trocito de metal en forma de metralla o bala, (…)un estornudo, una cualquiera de esas bromas pesadas con las que el Universo se complace en pasar el rato, (…) y tú, y todo lo que amas (…) se va al diablo y desaparece para siempre sin que vuelva nunca jamás. (…) A ti, querido, te toca en 1994 la papeleta. (…)

Lamento no poder comunicarte las circunstancias exactas en que efectuarás -afortunadamente- tu último adelantamiento. Ignoro si tu nombre quedará sepultado en las estadísticas de operaciones retorno, (…) o si merecerás tratamiento individual, tal vez con foto de hierros y retorcidos, pies asomando bajo una manta -siempre se pierde un zapato, recuerda, no uses calcetines blancos- en las páginas de un diario (…).

No vengas con eso del amor al riesgo y el vivir peligrosamente. Conozco a mucha gente que sabe perfectamente, de grado o por fuerza, lo que es riesgo y la vida peligrosa. (...) Qué sabes tú del riesgo, capullo. Y de la muerte. Y de la vida.

¡Qué tengas buen viaje!"

Fuente: www.lascifras.blogspot.com

Esta carta de Arturo Pérez Reverte forma parte de una campaña de seguridad vial de 1994 y se refiere a un asunto muy actual, la estupidez por parte de algunos conductores que dirigen en las carreteras en las que caminamos diariamente.

El pasado año se registraron 1690 accidentes fatales en carreteras españolas (el más bajo dato desde 1964), en los cuales se murieron 1897 personas, cifra que por primera vez se encuentra bajo de los 2000 muertos.

Estas catástrofes a menudo tienen origen en la irresponsabilidad y en la imprudencia de los automovilistas. Unas copas de más, un adelantamiento mal calculado, el exceso de velocidad, un neumático agujereado, unos segunditos hablando por móvil, la no utilización del cinturón de seguridad o del casco, en el caso de los motociclistas, o el consumo de narcóticos bastan para que, en una fracción de segundo, nuestro mundo, tal como lo conocemos, cambie drásticamente, y para peor.

Es indispensable, de acuerdo con las políticas actuales, sensibilizar a la población para los peligros de la carretera y castigarse severamente a quienes no cumplen las leyes. Es también importante enseñar a los jóvenes los valores de la responsabilidad y del civismo en lo tocante a la conducción, para así formar conductores más conscientes en el futuro.

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